Culpa: no dejes que te paralice, suéltala, déjala ir.
Es frecuente que cuando acudimos al dietista y comenzamos con el cambio de alimentación , se produzcan muchos altibajos y que necesitemos un periodo de adaptación. Además no es un proceso lineal y hay muchísimas cosas que pueden afectar al proceso (entorno, familia, trabajo, estrés, tiempo, etc.) y habrá momentos en que no lo llevaremos como queremos, y eso, puede llevarnos al sentimiento de culpa.
La culpa a su vez puede crearnos ansiedad y hacernos más difícil seguir adelante. Si eres una de esas personas que acude a la comida a la hora de calmar la ansiedad (a mí también me pasa), sentirte culpable sólo aumentará el problema. Así que procura ser más paciente contigo misme, no te castigues, no se cambia un hábito de la noche a la mañana, un hábito que seguramente tienes desde hace mucho tiempo (puede que incluso años). Date tiempo para cambiar poco a poco lo que quieres; y sí hay un bache por el camino no te castigues, trátate con cariño y acepta que ha pasado sin más. Es como cuando aprendes a andar en bici, no puede pretender hacerlo a la primera sin caerte y si sucede simplemente vuelves a montar.
No dejes que la culpa te paralice, suétala, déjala ir.
(Recordatorio importante: Si emocionalmente es demasiado para ti este proceso, recuerda que puedes acudir a psicoterapia, completándolo con tu dietista, yo puedo ayudarte en tu proceso de alimentación, pero no en el emocional y lo más importante es que te sientas bien. Pide siempre toda la ayuda que necesites.)
